Y no nos mosqueamos, como disia un de por eiquí " Mexan por un e hai que dicir que chove . . ."
Nos suben los impuestos directos e indirectos, nos quitan el aparcamiento gratuito, nos aumentan el tiempo de rojo en el semáforo, nos dicen que trabajemos 9 horas, que gastemos menos energía ( que pasemos mas frio . . .), que corramos menos con el coche, que esto ya no se puede hacer, que lo otro está mal, que si ahora el pescado azul si que es bueno, que no . . .
Y nosotros como siempre, intentamos defraudar lo que podemos, aparcar donde mas molestamos, saltarnos los semaforos, escaquearnos del trabajo, encender todas las luces y abrir las ventanas, saltarnos los limites de velocidad, nos ciscamos en el vecino del tercero, criticamos al compañero de trabajo. Tiramos las colillas al suelo, las latas, los papeles por la ventanilla, gritamos, escupimos . . .
Odiamos . . . porque nos rebelamos, pero no sabemos contra qué.
¿Donde está el fallo?
Es por eso que quiero un barco . . . pequeñito . . . pa pirarme (. . . con ella).
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